Descripción
A medida que la psiquiatría retomó el insistente asunto de la localización -hoy bajo el modo de un gen o composición de genes- el interés por el delirio fue decayendo. Reducir la psicosis a ese anonimato supone la desaparición de la misma del sujeto de la psicosis, cuya principal manifestación, tan creativa como desesperada, es el delirio. El delirio estuvo siempre en el corazón del interés de la psiquiatría clásica por desentrañar el enigma de la locura. Julio Fuente escribe justo en el momento en que la degradación de su delirio le ha conducido a su fracaso, pero antes de anonadarse en el mutismo melancólico. Esto le da un especial valor para adentrarnos en la lógica del proceso delirante, desde su origen como delirio de filiación, su degradación como delirio persecutorio y su fiasco final conducente a la melancolía. Se convierte este testimonio en enseñanza imprescindible sobre el delirio, y en una sutil denuncia de una psiquiatría megalómana, áspera y desatenta hacia el rigor, el saber y el sufrimiento psicótico.
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