Descripción
La seguridad del paciente puede ser entendida como el conjunto de acciones orientadas a su protección contra riesgos y daños innecesarios durante la atención médica. Como ya se mencionó, su seguridad involucra aspectos propios de la seguridad humana en salud, de la seguridad hospitalaria y de la seguridad clínica, por lo que no depende solamente de la atención que le proporcionan directamente los profesionales de la salud. Quizá algunos ejemplos permitan comprender mejor el involucramiento en la seguridad del paciente de los niveles de seguridad mencionados.
La atención inoportuna suele ser un factor suficiente para causar daño a los pacientes, ya sea debido a la evolución natural de la enfermedad o como resultado de una complicación de la misma. El diferimiento para recibir atención médica cuando es necesario realizar algún estudio diagnóstico o un procedimiento terapéutico en los servicios públicos de salud, por ejemplo diálisis renal, quimioterapia o intervención quirúrgica, puede deberse a una deficiente gestión clínica y hospitalaria, o bien a la deficiente organización del sistema de salud. En estos casos, el daño a los pacientes no se puede atribuir a una falla de los profesionales de salud que laboran, por ejemplo, en un hospital, ya que, además de los pacientes, ellos se convierten en segundas víctimas de las deficiencias de la seguridad humana en salud, la seguridad hospitalaria y la seguridad clínica.
Del mismo modo, la seguridad del paciente que está expuesto al riesgo de recibir un tipo de gas en vez de otro, de ser atendido con equipos mal calibrados o por personal poco calificado o incompetente, y de estar expuesto a una atención sin protocolos ni guías de atención clínica, tampoco depende directamente del profesional de salud que presta el cuidado al paciente, sino de que no se cumplen requisitos fundamentales de la seguridad hospitalaria y la seguridad clínica.
La seguridad del paciente significa atención sin riesgos ni daños, situación ideal y al mismo tiempo poco realista ya que ningún sistema de salud puede garantizar a los pacientes una atención totalmente libre de riesgos. Para efectos prácticos, la seguridad del paciente es el conjunto de acciones cuyo fin principal es reducir al máximo posible los riesgos y fallas a los que está expuesto, así como evitar los daños o eventos adversos, algunos de los cuales pueden ser tan severos que ocasionan la muerte.
El reconocimiento del error médico y el daño a los pacientes se empezó a evidenciar desde mediados del siglo pasado a través de publicaciones en las que se reconocieron tácitamente las fallas de los sistemas de atención. Hacia finales de ese siglo, se empezaron a publicar las tasas de daños atribuibles a fallas en la atención médica, conocidas como eventos adversos. Esas publicaciones alentaron una corriente de opinión favorable para promover políticas, programas y estrategias dirigidos a mejorar la seguridad del paciente, cuyo objetivo principal es la disminución de errores en el sistema sanitario, así como la prevención de eventos adversos y daños innecesarios en los pacientes.
Es importante destacar la obligación de los prestadores de servicios de salud de proporcionar una atención profesional y éticamente responsable, que de no otorgarse en estos términos implicaría un incumplimiento que podría generar responsabilidad profesional, emanada de todas las leyes y normas.
La responsabilidad profesional es la obligación de satisfacer y reparar, por sí o por otro, alguna consecuencia de culpa, delito u otra causa legal. El médico puede enfrentarse en su práctica diaria a una responsabilidad y deberán responder por su conducta para reparar el daño. Es decir, el deterioro, destrucción, ofensa o dolor que provoque en las personas, valores morales o sociales de alguien, así como el pago de los perjuicios (afectaciones de naturaleza pecuniaria: ganancias que se dejarán de percibir por una acción u omisión).
Los profesionistas son responsables por acciones u omisiones en su práctica profesional. Su participación es más frecuente en delitos culposos (sin intención).
Cuando los profesionales, técnicos y auxiliares de los servicios de atención médica no cumplen con las obligaciones que regulan el acto médico incurren en una responsabilidad.
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