Descripción
Sólo el hombre que fracasa, sabe de lo que es capaz
Dra. María Trinidad Cárdenas Ponce. Rectora de la Universidad Nexum de México:
«Mucho se ha argumentado en torno al tema de las adicciones y su tratamiento desde diferentes enfoques psicoterapéuticos. Del aislamiento a la vida es un título sugerente y revelador en sí mismo, que presenta una propuesta de abordaje Gestalt sumamente humana –como lo es la visión Gestalt – que promueve la esperanza, a través de un acompañamiento terapéutico, cuya orientación es la transformación de la persona como una totalidad.
¿Qué podemos esperar de esta obra que recoge y documenta finamente no sólo el entendimiento de este complejo tema sino, además, la experiencia de muchos años del autor trabajando con personas con experiencias adictivas?
Sin duda, para todos aquellos que nos dedicamos a la psicoterapia Gestalt, este libro es una referencia importante que podemos incluir en nuestras formulaciones teóricas y contrastar con nuestra propia práctica clínica; ya que nos ofrece una ruta, un camino y una luz que puede apoyar nuestras intervenciones, ampliar nuestro conocimiento y expandir las posibilidades de nuestras elecciones en cada encuentro humano.
Me agrada la mirada que el autor nos ofrece en su discurso. No es, de ninguna manera, una propuesta cerrada ni mucho menos; es más bien un viaje a la deriva donde ambos –terapeuta y paciente- están dispuestos a enfrentar juntos las vicisitudes que esta aventura pueda presentarles en el recorrido, mientras avanzan con el corazón esperanzado, con cada latido, con cada anhelo, con cada tropiezo…
El proceso terapéutico en su propuesta, está basado en la relación que se establece entre el psicoterapeuta y la persona. Este acento en la relación, bajo mi punto de vista, propicia una experiencia de acompañamiento, de comprensión, de aceptación, de saberse no juzgado, que son elementos clave para aliviar el sufrimiento, y al mismo tiempo, para la emergencia de alternativas creativas que apoyen el poder de recuperación de la persona y su capacidad para afirmar su vida y su vínculo con los demás.
Quiero destacar aquí el espíritu inquieto, estudioso y sensible de Francisco Díaz; he sido testigo de su afán por aprender y de su actitud humilde y de apertura para nutrirse y estar en formación permanente. Su escrito refleja esta búsqueda constante en su vida que, sin duda, modela en su práctica profesional a sus pacientes. ¿Qué otra cosa sino la congruencia entre lo que decimos, pensamos y hacemos, puede ser más impactante en la vida de nuestros pacientes?
Me es pues particularmente grato presentar al lector este valioso trabajo, que seguramente servirá para enriquecer nuestra labor como terapeutas gestálticos».
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