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HE VISTO LA LUZ. TESTIMONIO REAL DE UN REGRESO DEL MÁS ÁLLA
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El 19 de noviembre de 1973, como consecuencia de una histerectomía, Betty J. Eadie -31 años de edad, madre de siete hijos- falleció. Primero, se sintió flotar; después, atravesó un largo túnel y, al final de éste, la luz: una luz sobrenatural que la envolvía como si estuviera sumergida en medio de un líquido de extraordinaria textura. Veinte años después, Betty escribió su relato de aquella experiencia.
El 19 de noviembre de 1973, como consecuencia de una histerectomía, Betty J. Eadie -31 años de edad, madre de siete hijos- falleció. Primero, se sintió flotar; después, atravesó un largo túnel y, al final de éste, la luz: una luz sobrenatural que la envolvía como si estuviera sumergida en medio de un líquido de extraordinaria textura. Betty tuvo la sensación de haber llegado finalmente a su hogar, un hogar en el que las únicas leyes serían el amor, la placidez, la exaltación absoluta de los sentidos y las potencias espirituales.
En aquella morada de gloria Betty vivió momentos -indeterminados temporalmente- de la más completa y serena felicidad antes de regresar a su propio cuerpo, ya dado clínicamente por muerto, a la frialdad del hospital y al cariño, en otra dimensión, de su familia.
Veinte años después, Betty escribió su relato de aquella experiencia. He visto la luz no ha sido sólo desde su aparición un éxito editorial sin precedentes; sobre todo, ha sido aceptado como testimonio válido por especialistas en el tema de la vida después de la muerte, como el doctor Melvin Morse, quien no ha dudado en calificarlo de auténtico «manual» de las experiencias de este tipo.
Escrito con sencillez, pletórico de esperanza y alegría, He visto la luz es un manifiesto espiritual del que, seguramente, todos los lectores estarán en condiciones de sacar provecho.
«He visto la luz contiene un gran secreto. Es un secreto que ya conocemos. Algo que los grandes profetas y líderes espirituales han intentado decirnos durante miles de años. Betty J. Eadie lo conoció en su trance de muerte. Este secreto tiene el poder de cambiar nuestras vidas.»
Del prólogo del doctor Melvin Morse
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