Descripción
La producción de un texto implica, casi siempre, un involucramiento en los senderos del diálogo. Diálogo interno del autor, buscando la mejor articulación posible entre sus ideas y la palabra escrita, diálogo explícito con el lector, una vez que la letra se ha plasmado en el papel, diálogo infinito una vez que estas palabras regresan a la fuente oral y vuelven a ser insumo de las ideas. Por otro lado, la lectura de un texto, como toda operación de inteligencia, puede presentarse como un juego de espejos. El conocimiento nos busca y nosotros lo perseguimos en ese laberinto de palabras. Dos deberes tendría un texto: comunicar un hecho preciso -o una serie de ellos que nuestra modesta lógica concatene- y abrirnos paso en el conocimiento, ese mar proceloso. En los ensayos que constituyen este libro se intenta dar cuenta de lo que quizá sea la última frontera de la ciencia (su desafío final): entender los correlatos neurobiológicos de los procesos mentales. En la historia del conocimiento humano los últimos cien años son apenas algunos segundos. Sin embargo, es en este corto período de tiempo donde se desarrolla una de las más importantes proezas humanas: la comprensión científica de las bases biológicas del comportamiento. Durante siglos el cerebro se mantuvo, en general, fuera del alcance de la ciencia. La carencia de un instrumental lo suficientemente especializado, junto a todo un sinnúmero de prejuicios precientíficos, se constituye- ron en los obstáculos para el desarrollo del área del conocimiento que conocemos hoy como Psicobiología. Ante la contemplación de un cerebro la pregunta de legos y expertos no puede ser otra que: ¿Cuánto de persona hay allí?
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