Descripción
A lo largo de los años que dediqué a escribir The Dancing Wu Li Masters, y con posterioridad, me sentí atraído una y otra vez por los escritos de William James, Cari Jung, Benjamín Lee Whorf, Niels Bohr y Albert Einstein. Volví a ellos en repetidas ocasiones. Les encontraba algo especial, si bien no fue hasta mucho después cuando fui capaz de comprender dónde se encontraba ese rasgo especial: estas personas consiguieron algo más grande que aquello que fueron capaces de expresar directamente a través de su obra. Comprendieron más de lo que podían expresar con el lenguaje de la psicología, la lingüística o la física, y trataron de compartir lo que habían visto. Fue precisamente lo que trataron de compartir, utilizando su obra como medio, aquello que me llevaría a mí hasta ellos.
Eran místicos. Ésta es la palabra que yo empleo. Ellos no hubieran utilizado nunca tal lenguaje, pero lo conocían. Temían que sus carreras llegaran a quedar marcadas si se les asociaba a las de quienes no trabajaban siguiendo un modelo científico, pero en el fondo de sus propios pensamientos eran absolutamente conscientes de encontrarse limitados por los cinco sentidos, y se negaban a admitirlo. Sus obras no sólo han contribuido a la evolución de la psicología, la lingüística y la física, sino también a la de aquellos que las han leído. Poseen la capacidad de cambiar a quienes tocan, hasta el punto de que tampoco es posible expresarlo únicamente en términos de psicología, lingüística o física.
A medida en que, retrospectivamente, he llegado a comprender la cualidad magnética que estas obras han supuesto para mí, he llegado también a entender que lo que motivaba a estos hombres no eran los premios terrenales o el respeto de los colegas, sino más bien el que llegaron a poner sus almas y sus mentes sobre algo especial, alcanzaron el lugar extraordinario en que la mente deja de producir los datos sobre las materias deseados por ellos, y se encontraron en el territorio de la inspiración, un lugar donde se aceleraron sus intuiciones hasta llegar a advertir que había algo más allá del dominio del tiempo, el espacio y la materia, algo más que la vida física. Ellos lo supieron. No pudieron necesariamente articular todo eso con claridad puesto que no disponían de herramientas suficientes para hablar de tales cosas, pero las encontraron y así nos lo han dejado reflejado en sus escritos.
En otras palabras, he llegado a comprender que lo que motivaba a estos hombres, y a tantos otros, era algo así como una parte de la gran visión que procede de más allá de la personalidad. Cada uno de nosotros, de una u otra forma, se está sintiendo ahora arrastrado por esa misma visión superior. Se trata de algo más que de una visión. Es una fuerza emergente. Se trata del siguiente eslabón en la cadena de nuestro proceso evolutivo. La humanidad, la especie humana, se halla ahora deseosa de tocar esa fuerza, de eliminar todo aquello que interfiere para llegar a un contacto total. Gran parte de la dificultad para conseguirlo reside en el hecho de que aún no ha nacido el vocabulario con el que podamos dirigirnos a esta fuerza, que no es otra cosa que la fuerza eterna.
En este preciso momento de la evolución humana anhelamos el nacimiento del vocabulario correcto y de los medios de expresión con los que se desea trascender la religiosidad y la espiritualidad, y adoptar una posición de auténtico poder.
Necesitamos ofrecer aquello que nosotros, en tanto que especie estamos tocando conscientemente por vez primera, que no se encuentre ensombrecido, que pueda ser identificado con claridad en los hechos y los juicios de la raza humana, es decir, que pueda verse limpiamente, y no a través de los velos del misterio o del misticismo, sino simplemente como el auténtico poder que mueve los campos de fuerza de ésta nuestra tierra. Espero que este libro pueda contribuir a ella.
En tanto que manera de hablar de lo que somos y de lo que llegamos a ser, he utilizado los conceptos «cinco-sensorial» y «multisensorial». Multisensorial no es superior a cincosensorial. Sencillamente ahora es más apropiado. Cuando un sistema de experiencia humana queda eliminado y hace su aparición otro sistema más avanzado, puede aparecer por comparación que al sistema antiguo le falta algo, pero desde la perspectiva del Universo, el lenguaje de la comparación no es el lenguaje de lo inferior y lo superior, sino el de la limitación y la oportunidad.
Las experiencias del ser humano multisensorial están menos limitadas que las del ser humano cinco-sensorial. Aquéllas proporcionan más oportunidades para el crecimiento y el desarrollo, y el hecho de poseer más oportunidades evita dificultades innecesarias. He contrastado las experiencias del ser humano cinco-sensorial en cada uno de los ejemplos para evitar las diferencias con la mayor nitidad posible, pero ello no significa que la fase cinco-sensorial de nuestra evolución, la fase de la que ahora estamos emergiendo, sea negativa en comparación con la fase en la que ahora estamos entrando, es decir, la fase multisensorial. Sencillamente quiere decir que ya no es apropiada, de la misma manera que se eliminó en un momento dado el uso de la vela con la aparición de la electricidad, pero esa misma electricidad no ha convertido en negativa la energía de la vela.
¿Quién de nosotros es experto en experiencia humana? Poseemos únicamente el don de compartir percepciones que, por fortuna, pueden ayudar a otros en su viaje. No existe algo así como el experto en experiencia humana. La experiencia humana es una experiencia en movimiento y pensamiento en forma, y, en algunos casos, un experimento en movimiento y pensamiento y forma. Lo más que podemos hacer son comentarios a propósito del movimiento, el pensamiento y la forma, pero esos mismos comentarios poseen gran valor si contribuyen a que la gente aprenda a moverse con gracia, a pensar con claridad, y —lo mismo que los artistas— a modelar la materia de sus vidas.
Nos encontramos en un momento de cambio profundo. Y nos moveremos en medio de este cambio con mayor facilidad si somos capaces de ver el camino por el que viajamos, nuestro destino y lo que está en movimiento. No ofrezco lo que aparece en este libro como mi verdad, sino como una ventana a través de la cual he llegado a contemplar la vida. Yo te ofrezco esta ventana, pero no es necesario que la aceptes. Existen numerosos caminos para alcanzar la sabiduría y para llegar hasta el corazón. Es ésta nuestra mayor riqueza y aquella que a mí me proporciona una mayor alegría.
Tenemos muchas cosas que hacer juntos
Hagámoslas en sabiduría y amor y alegría
Hagamos de ello la experiencia humana.
Gary Zukav
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