Descripción
Ya no me sorprende que un psicólogo de prestigio internacional, que estudió en Cleveland, que formó colegas durante treinta años, dentro y fuera de nuestro país, abra su corazón y nos entregue sus experiencias más íntimas y transformadoras.
Ya no me sorprende que un Hombre Medicina, líder espiritual de los caminos indígenas, desnude su alma sin ninguna intención más que compartir su profunda experiencia de vida para facilitar el camino de los que vienen detrás. Digo detrás, porque en esta etapa la vida lo encuentra en la ancianidad. Una ancianidad pura, que no pide que se haga lo mismo que hizo él, sino que habilita todas las formas bajo el atento poncho de su mirada amorosa. Cómo el mismo dijo: “Ser Abuelo es haber sido hijo, haber sido padre, y saber los desafíos que tiene cada etapa, para apoyar al encuentro de las dos generaciones en el amor”.
Alejandro es nuestro Gran Búho Blanco. El Búho Blanco es el pájaro que guió a nuestra gente a través de la noche del alma, con su maravillosa capacidad de ver a través de la oscuridad, y de volar en silencio sorteando todos los obstáculos, hasta llegar al amanecer de la paz. Este abuelo abrió el camino a todo nuestro grupo humano, hasta llegar al nuevo día del amor incondicional, el respeto y la igualdad. Características que aquí manan de la tierra.
Me explico mejor: si hubiéramos nacido en otra parte de la Madre Tierra, podríamos haber seguido alguno de los linajes espirituales verdaderos, que los hay y muchos, pero a nosotros nos tocó nacer en este tiempo y en este lugar, donde se había devastado a todo el linaje espiritual que venía de la tierra.
Gracias a la incansable guía de Alejandro y su esposa Solange, gracias a sus súplicas y al esfuerzo verdadero, luego de años y años de caminar logramos reparar la memoria del dolor, y restituir para todos los seres el fluir del manantial de este lugar de la Madre Tierra: el manantial de la alegría.
Por supuesto que fue mérito de muchas personas dejar la guerra, entregar las armas de la sobrevivencia hasta encontrar la paz del manantial de la vida, que hoy te pueda compartir que el manantial de la alegría mana de manera permanente, para todo aquel que se quiera sanar con el amor y la verdad; en la más pura libertad, sin tener que arrodillarse ante nadie más que ante sí mismo. Fue gracias al caminar de un pueblo entero, de un pueblo guiado por estos abuelos.
Lo que hoy en día es un gran postre, es vivir en paz con Alejandro y Solange, sentados a nuestro lado, con su apoyo y su consejo, con la bendición de contar con abuelos que comparten como hermanos.
Este hombre y esta mujer limpiaron tanto el espacio dentro de sí mismos, hasta que su corazón se transformó en una casa capaz de dar abrigo a toda persona que lo busque, sin importar el camino espiritual o las creencias que las personas tengan sobre sí mismas. Una casa como la de los abuelos de antes.
Este hermoso libro que tenés en tus manos, es un fruto excepcional de nuestra humanidad. Un regalo que nació de la experiencia de vida. Un compartir. Gracias a las palabras de Alejandro, y a los silencios contenedores de Solange.
Bienvenidos a la casa de los abuelos, entrar aquí: cura.
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